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¿Qué son los sueños y por qué los tenemos?

Ahora que sabemos un poco más sobre el sueño y por qué lo necesitamos tanto, es un buen momento para hablar de lo que ocurre durante el sueño. No, no estoy hablando de acurrucarse con tu oso de peluche favorito – estoy hablando de los sueños.

En los sueños representamos una vida imaginaria en la que podemos volar y visitar lugares extraños o, a veces, encontrarnos con espeluznantes niñas victorianas que cantan canciones infantiles y se ríen en las puertas sin motivo aparente – ¡nuestras pesadillas!

Todos hemos tenido sueños – pensamientos y sensaciones que se producen mientras dormimos – pero nunca se ha respondido del todo a la pregunta por qué soñamos. A lo largo de los años, han habido muchas sugerencias sobre por qué soñamos. Tal vez sean una ventana a nuestro subconsciente, o tal vez sean una forma de que nuestra mente lleve a cabo nuestros deseos secretos sin consecuencias sociales. De hecho, esto se demostró en un estudio en el que se reclutó a personas que acababan de dejar la nicotina: [1] casi todos soñaron con el tabaco en los meses posteriores a dejarlo, y los sueños se hicieron más frecuentes a medida que pasaba el tiempo, presumiblemente porque el cerebro seguía pasando por la abstinencia. 

La idea más clara sobre por qué soñamos es que el cerebro necesita tiempo para procesar los recuerdos y las emociones que hemos experimentado durante el día y colocarlos en el almacenamiento a largo plazo. [2] Esto tiene mucho más sentido cuando observamos los cerebros de las personas que duermen y vemos que el hipocampo, la parte destinada a los recuerdos, y la corteza cingulada anterior, que participa en la asignación del contexto emocional, están especialmente activos. De hecho, en los días en los que tenemos muchas experiencias nuevas, el cerebro puede seguir procesando esta información hasta siete noches después. Esto también explica en parte por qué los acontecimientos estresantes y emocionales de nuestra vida pueden afectar significativamente a la calidad de nuestro sueño.

Un equipo de científicos lo demostró haciendo que las personas jugaran a videojuegos durante varias horas antes de dormir. [3] Más del 60% de las personas declararon haber tenido sueños sobre el juego, lo que sugiere que nuestra memoria a corto plazo está especialmente activa durante nuestros sueños.

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Además, se cree que los acontecimientos del sueño son una combinación de los recuerdos a corto plazo que hemos experimentado recientemente y de los recuerdos a largo plazo que nuestro cerebro considera relevantes y que deben estar conectados entre sí. Esto apoya la opinión de que dormir y soñar ayudan a que nuestros recuerdos pasen de estar almacenados a corto plazo en el hipocampo a estarlo a largo plazo en todo el cerebro. Este proceso ocurre sobre todo en el sueño NREM, y la aplicación del contexto emocional – cómo nos sentimos sobre ellos- ocurre en el sueño REM, nuestro sueño profundo. 

Como algunas áreas del cerebro están durmiendo, mientras que otras no, experimentamos esto como una realidad extraña y lo llamamos sueño. Curiosamente, si nos adentramos en el significado y el simbolismo de los sueños, encontramos una explicación más abstracta de los mismos y una teoría que me parece especialmente interesante.

El mundialmente conocido especialista en sueños Rubin Naiman cree que quizá estemos viendo los sueños de forma totalmente equivocada, [4] y que en realidad son un subconjunto de los pensamientos y procesos que experimentamos durante el día. No son particularmente especiales o diferentes de lo que encontramos durante nuestra vida cuando estamos despiertos, y quizás habría que hablar de los sueños de la misma manera que hablamos de las estrellas por la noche – siempre están ahí, pero solo parece que nos fijamos en ellas por la noche. Entonces, si esto es cierto y nunca dejamos de soñar, ni de día ni de noche, ¿por qué no estoy escribiendo este libro vestido con un tutú rosa mientras estoy sentado en la superficie del Sol?

Para empezar, el tutú rosa está ahora mismo en la colada, pero la superficie del Sol… bueno, eso es cosa de nuestra corteza prefrontal. Se trata del CPF de la que hemos hablado antes, la área situada justo detrás de la frente, que es responsable de la lógica, la planificación, la atención y, en general, de las llamadas funciones ejecutivas. Es básicamente la parte realmente inteligente del cerebro. Si unimos esto al hecho de que los neurotransmisores, las sustancias químicas que se envían entre las neuronas, están más bajos de lo normal y necesitan reponerse, tenemos una receta para un cerebro que no funciona del todo bien como lo haría cuando estamos despiertos. 

Intenta pensar en los sueños como si el cerebro estuviera analizando nuestras experiencias diarias sin mucha lógica. Mientras se duerme, la corteza visual está muy despierta. Esta parte de nuestro cerebro está ocupada procesando las imágenes del día. Sin restricciones, el cerebro puede ahora pensar de forma más abstracta y creativa, utilizando imágenes y metáforas para expresar ideas. [5] Esta es quizá la razón por la que las escenas y los eventos son a menudo exagerados durante nuestros sueños, y sin embargo no notamos la extrañeza del sueño (ya que la corteza prefrontal está durmiendo). Es cuando nos despertamos que reconocemos lo insólito de las cosas que soñamos.

el cerebro, la neurociencia y los sueños. La psicología del sueño.

Pesadillas

Eso puede explicar los sueños, pero ¿qué pasa con las pesadillas? Los científicos creen que las pesadillas tienen un propósito evolutivo y que en algún momento nos habrían sido útiles. Probablemente evolucionaron para mantenernos alerta ante los peligros o las preocupaciones que pudiéramos tener, para que no nos limitáramos a ignorarlos. Esto habría sido extremadamente útil a lo largo de nuestros millones de años de evolución. Por ejemplo, si nuestra comunidad fuera atacada, podría volver a ocurrir, o si se viera que un león merodear con frecuencia cerca de la comunidad – tendríamos que mantener nuestros pensamientos centrados en ello, a menos que quisiéramos ser devorados. Soñar con las tensiones y preocupaciones que tenemos es la forma que tiene nuestro cerebro de trabajar con las emociones y mantener nuestra atención centrada en el peligro. Como resultado, tenemos pesadillas.

Los científicos han observado que, cuando las personas tienen pesadillas, aumenta la actividad cerebral en la amígdala, una área clave que está implicada en el miedo y que hace que los acontecimientos temibles sean mucho más memorables. Junto con el hecho de que la corteza prefrontal suele estar también dormida, se produce un fallo en el control y el razonamiento de esta realidad aterradora, lo que provoca una pesadilla. [6]


Sueño lúcido

Puede ser posible utilizar los sueños para nuestro beneficio. El sueño lúcido es un fenómeno fascinante, en el que eres consciente de que estás dentro de un sueño mientras estas durmiendo.

Piensa en ello como en la película Origen, con Leonardo DiCaprio, en la que si sabes que estás soñando, tienes el potencial de hacer que el sueño sea como tú quieras. Este fenómeno se reconoció por primera vez hace más de 40 años, y aunque se ha estudiado en las décadas posteriores, todavía no podemos explicar del todo por qué ocurre o por qué algunas personas parecen experimentarlo más que otras. Se calcula que aproximadamente el 50% de las personas experimentan sueños lúcidos en algún momento de su vida, el 20% los tiene mensualmente y un pequeño número de personas los experimenta casi todas las noches. [7] Lo que sí sabemos es que la CPF está mucho más activa en los soñadores lúcidos. La CPF afecta a otras áreas del cerebro y empieza a aumentar su señalización al lóbulo temporal, que sabemos que es vital para crear y almacenar nuestros recuerdos. Un pequeño estudio que trataba de reducir las pesadillas descubrió que aquellas personas capaces de tener sueños lúcidos eran capaces de evitarlas o de limitar la angustia que sentían durante ellas. [8]

Los sueños lúcidos se producen gracias a una mayor conectividad entre ciertas regiones del cerebro implicadas en las funciones ejecutivas.  En otras palabras, las partes inteligentes de nuestro cerebro son capaces de hablar con el resto del mismo con más libertad de lo normal durante el sueño. Aunque esta conectividad se ha demostrado en los escáneres cerebrales, cuando hablamos con las personas que experimentan sueños lúcidos con frecuencia, parecen que son iguales a los demás. Los soñadores lúcidos o los soñadores normales parecen tener la misma capacidad de memoria y atención plena, y sueñan despiertos en la misma frecuencia que cualquier otra persona.

¿No sería interesante si pudiéramos tomar a un soñador ordinario y convertirlo de alguna manera en un soñador lúcido? Pues bien, dado que el neurotransmisor acetilcolina está muy implicado en la regulación del sueño REM y de la señalización cerebral en general, es posible crear sueños lúcidos ajustando la cantidad de acetilcolina en nuestro cerebro por la noche. LaBerge y sus colegas descubrieron que el fármaco galantamina, que aumenta la acetilcolina, también incrementa la posibilidad de tener sueños lúcidos en más de un 40%. [9] Por el momento, se desconoce si son idénticos a los sueños lúcidos que ocurren naturalmente, pero podría ser una gran forma de estudiarlos con mayor predictibilidad en el futuro.  

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Hacer que los sueños funcionen para ti

Lo que sería muy divertido sería intentar y participar realmente en un sueño lúcido. ¿Podríamos hablar con las personas que están dentro del sueño? ¿Podríamos preguntarles cómo es, y utilizar esa información para ayudar a entendernos a nosotros mismos en un nivel superior? ¿Es posible que podamos utilizar esta técnica para hablar con nuestro subconsciente de alguna manera? ¡No dudes en intentar esto si alguna vez los experimentas!

¿Te creerías si te dijeran que existe un dispositivo que te permite compartir un sueño lúcido con otra persona? En el 2012, con un dispositivo de EEG, se intentó crear un sueño social. La idea era que dos personas llevaran cada una el dispositivo (conectado a Internet) y cuando la persona durmiente nº 1 empezara a soñar, una bombilla colorida se encendería en la habitación de la persona durmiente nº 2. Con la suficiente práctica, la persona durmiente podía notar la luz, incluso mientras dormía, hacía un sutil movimiento con los ojos o los dedos, y la actividad cerebral sería detectada y enviada a la persona durmiente nº 1. Esas personas tenían su propia bombilla que les incitaría a estar lucidos en cada uno de sus sueños. La luz se sentiría de forma parecida a cuando oyes sonar el despertador mientras duermes. Tú incorporarías el ruido (o en este caso, la luz) de alguna manera en tu propio sueño.

Al estar lúcidos en sus propios sueños, cada persona durmiente se volvía consciente de las señales. En esta fase del diseño de los dispositivos no se podía realmente interactuar con el otro, pero la idea de que se pueden utilizar las ondas cerebrales para enviar señales a otro durmiente, influyendo en su sueño, era un gran concepto y un primer paso notable en el área del sueño social.

Si el envío de mensajes al durmiente fue el primer paso, Konkoly y sus colegas dieron recientemente el segundo. [10] ¡Y ha sido un gran paso!

Al entrenar a un grupo de personas para que experimentaran sueños lúcidos en sus laboratorios de sueño, el equipo fue capaz de mantener una comunicación bidireccional con los soñadores. Les pedían que respondieran a operaciones aritméticas sencillas, como 8 – 6, y el soñador podía responder con movimientos oculares (cada movimiento representaba un número). Seguían soñando, pero podían oír la pregunta como parte de su sueño. Algunos la escuchaban como una voz superpuesta, un doblaje, otros como a través de una radio en el sueño que sonaba de fondo.

Aunque fue difícil para el equipo obtener resultados reproducibles (solo un 25% de los intentos fueron exitosos), algunos de los participantes fueron capaces de recordar la pregunta al despertar.

Este estudio da más crédito a la idea de que algún día podremos interactuar con nuestra mente subconsciente soñadora y obtener una visión de nuestros sueños.

Una última reflexión sobre los sueños que me gustaría compartir con vosotros es la posibilidad de utilizarlos en beneficio propio. Algunas técnicas intentan utilizar los sueños como cualquier otra habilidad. ¿Alguna vez te has despertado de un sueño pero lo has olvidado rápidamente? Pues bien, una técnica llamada recuerdo de los sueños puede ser una solución, por la que, poco después de despertarte, escribes todas las ideas creativas que has tenido, de modo que cualquier creatividad que hayas encontrado puedas recordarla cuando lo necesites. El famoso escritor de terror Stephen King es muy reconocido por utilizar los sueños como fuente de creatividad para sus historias. Su libro El cazador de sueños se basó en un sueño que tuvo sobre una cabaña y unos autoestopistas.

Si tienes un problema concreto al que necesitas encontrar una solución, entonces ¡la incubación del sueño es para ti! Antes de dormirte, concéntrate si es posible en un problema que puedas tener. Con suficientes intentos, los estudios han demostrado que es posible soñar con los temas que elijas y utilizarlos para enfocar una significativa área de tu vida. El genio matemático Srinivasa Ramanujan es famoso por enviar por correo complejas fórmulas matemáticas a un profesor de la Universidad de Cambridge a principios del siglo XX. Lo que hace su historia aún más increíble es que Ramanujan vivía en un pequeño pueblo en India y no tenía acceso real a libros avanzados. Desde los 16 años (tenía 25 cuando envió su trabajo a Cambridge) decía que las fórmulas se le aparecían en sueños y que era capaz de desarrollarlas cuando se despertaba.

Por último, una intrigante técnica llamada sueños premonitores parece que tendría la mayor utilidad en nuestra vida cuando estamos despiertos. ¿A quién no le gustaría soñar con los acontecimientos antes de que sucedan? Tal vez puedas evitar llegar tarde al trabajo o derramar tu bebida sobre ti, o tal vez puedas concentrarte mucho y aprender los números de la lotería para ganar millones. Suena radical, pero hay numerosos informes sobre sueños que aparentemente reproducen escenas e interacciones que luego se experimentan en la vida. Las primeras sugerencias tendían a explicarse como déjà vu, pero es mucho más probable que la experiencia sea simplemente una coincidencia, teniendo en cuenta los miles de sueños que no son proféticos. También puede estar relacionado con el fenómeno Baader-Meinhof (véase el capítulo 2), según el cual es más probable que te des cuenta de estas coincidencias después de haber sido conscientes de ellas, con un fuerte deseo de usar cualquier cosa que apoye tu punto de vista – como cuando piensas en un amigo y ese mismo amigo te llama al rato después, pero tiendes a olvidar las veces que piensas en él sin la llamada telefónica. ¡Pero siente libre de probarlo!

¿Por qué no leer el libro completo?

Un Millón de Preguntas Para Un Neurocientífico – descubriendo el cerebro (Dr Mike Tranter)

 

Referencia:

1.  Hajek & Belcher (1991). Dream of absent-minded transgression: an empirical study of a cognitive withdrawal symptom. J Abnorm Psychol; 100 (4).

2.  Wamsley & Stickgold (2011). Memory, sleep and dreaming: experiencing consolidation. Sleep Med Clin; 6 (1).

3.  Stickgold, et al. (2000). Replaying the game: hypnagogic images in normal and amnesics. Science; 290.

4.  Paulson, et al. (2017). Dreaming: a gateway to the unconscious? Annals of the New York Academy of Sciences; 1406.

5.  Nielsen & Stentstrom (2005). What are the memory sources of dreaming? Nature; 437 (7063).

6.  Levin & Nielsen (2007) Disturbed dreaming posttraumatic stress disorder, and affect distress: A review and neurocognitive model. Psychol Bull; 133 (3).

7.  Baird, et al. (2019). The cognitive neuroscience of lucid dreaming. Neurosci Biobehav Rev; 100.

8.  Spoormaker & van den Bout (2006). Lucid dreaming treatment for nightmares: a pilot study. Psychotherapy & Psychosomatics; 75 (6).

9.  LaBerge, et al. (2018) Pre-sleep treatment with galantamine stimulates lucid dreaming: a double-blind, placebo-controlled, crossover study. PLoS ONE; 13.

10.  Konkoly, et al. (2021). Real-time dialogue between experimenters and dreamers during REM sleep. Current Biology; 31.

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